Bahai: El nombre de una Fe mundial.

¡Un foco de unidad, un centro de armonía, una base para la reconciliación de los diversos pueblos de la humanidad!

Bahá'í es el nombre moderno de la Fe Mundial que en apenas cien años se extendió a doscientos cuarenta y siete países, ha traducido su literatura sagrada a ciento noventa idiomas y ha convertido en compañeros espirituales a un contingente de personas que habían estado alejadas por perjuicios de raza, clase y credo.

La palabra Bahá'í significa gloria. Un bahá'í es alguien que acepta la Fe fundada por Bahá'u'lláh, cuyo nombre significa Gloria de Dios. Su Fe reafirma poderosamente la esperanza en el triunfo de la rectitud en la tierra, ofrece un manantial de conocimiento espiritual puro e inmaculado y re enciende la llama de la devoción y el amor que son la felicidad verdadera del hombre.

Cuando oigáis el nombre Bahá'í, pensad en él como un indicador que os señala la carretera segura que conduce, a través de la confusión, el sufrimiento, el caos y los cataclismos de nuestro tiempo, hacia el Cielo de la certeza y la paz.

“¡Oh hijo del hombre! Amé tu creación, por eso te he creado. Por tanto, ámame, para que mencione tu nombre y llene tu alma con el espíritu de vida”.

La Fe bahá'í ofrece a cada uno de nosotros un regalo glorioso: la confianza perfecta en el cumplimiento de la Promesa del Creador a la humanidad.

¿Hemos desechado esta Promesa como una ilusión de la infancia de la raza humana? ¿Hemos abandonado incluso la idea de una Promesa divina como superstición que no soportará la prueba de una ciencia moderna? ¿Hemos perdido la esperanza en el advenimiento de la justica porque los credos y sectas están en desacuerdo? ¿Nos sentimos descorazonados porque la disensión, el prejuicio y el materialismo han eclipsado hasta ahora a todos los pueblos poderosos y orgullosas civilizaciones?

Hay una respuesta bahá'í clara a estos alegatos de duda e incredulidad.

Para cada Promesa Divina ha habido un tiempo y un modo de cumplimiento. Llegar a la certeza de este Misterio Espiritual Supremo es el mayor privilegio otorgado a los seres humanos.

Tiempo y modo de cumplimiento.

• El tiempo es cuandoquiera que la Manifestación de Dios, el sagrado Profeta y Mensajero, viene a la tierra, época tras época, para revivir la Fe, restaurar la Ley Divina y para ensanchar la base de la civilización.

• El modo es por medio del Espíritu vivo de la fe, el sacrificio, la unidad y la comprensión que Él inspira entre los hombres. Desde tiempos ancestrales, la religión revelada ha demostrado la validez de la Promesa de Dios, pues a través de Su Poder, y sólo Su Poder, la civilización ha sido reconstruida a partir de la ruina y la destrucción.

Dice Bahá'u'lláh de los Profetas:

“Cada Uno de Ellos es el Camino de Dios que conecta este mundo con los Reinos de lo Alto, y el Estandarte de Su Verdad para todos los reinos de la tierra y del Cielo. Ellos son las Manifestaciones de Dios entre los hombres, las pruebas de Su Verdad y los signos de Su Gloria”.

“El objetivo fundamental que anima la Fe de Dios y Su religión es salvaguardar los intereses y promover la unidad de la raza humana y alimentar el espíritu de amor y compañerismo entre los hombres. No puede haber ninguna duda de que los pueblos del mundo, de cualquier raza y religión, reciben su inspiración de una Fuente celestial, y son los súbditos de un solo Dios”.

Nuestra misma época, cree el bahá'í, es el Día Prometido de la unificación de los pueblos por largo tiempo esparcidos y de su soldadura en la llama de una agonía común, en una unión orgánica, una raza, una fe, una humanidad. Nuestro sufrimiento, extendido por todo el mundo, es la señal externa de que las limitaciones del pasado, las separaciones, los prejuicios, son uno por uno derribados por la fuerza de la verdad de que el hombre es uno.

“Toda la raza humana ha anhelado este Día”, dijo Bahá'u'lláh, “que acaso pueda cumplir lo que sea propio de su posición y es digno de su destino”.